Meditación y Reflexiones

Meditación y reflexiones en el centro de Yoga en Valencia

 

1. Observar

2. La percepción alerta


– 1. OBSERVAR, por Krhisnamurti – Centro de Yoga en Valencia.

En nuestro centro de Yoga en Valencia tenemos que investigar qué es observar. ¿Cómo observa uno mismo lo que es, en el espejo de la relación? ¿Qué significa observar? Esta es realmente otra cosa importante que uno ha de descubrir. ¿Qué significa mirar? Cuando ustedes miran un árbol, que es una de las cosas más bellas, más exquisitas que hay en la tierra, ¿cómo lo miran? ¿Lo miran alguna vez, miran alguna vez la luna nueva -el contorno de la luna nueva, tan delicada, tan pura, tan joven; alguna vez la han mirado? ¿Pueden mirarla sin usar la palabra ‘luna’? ¿Se interesan realmente en todo esto?

Continuaré, como un río que corre. Ustedes están sentados en las orillas y miran el río, pero jamás se convierten en el río porque nunca participan del río, nunca se unen a la belleza del movimiento que no tiene comienzo ni fin. Así que, por favor, consideren lo que es observar.

Cuando observan un árbol, o la luna, algo exterior a ustedes, siempre emplean la palabra -árbol, luna. ¿Pueden mirar la luna, el árbol, sin nombrarlos, sin usar la palabra que los identifica? ¿Pueden mirar sin la palabra, sin el contenido de la palabra, sin identificar la palabra con el árbol, con la cosa? Ahora bien, ¿pueden mirar a la esposa, al marido, a los hijos, sin las palabras ‘mi esposa’, ‘mi marido’, ‘mis hijos’, sin las imágenes? ¿Lo han intentado alguna vez? Cuando observan sin una palabra, sin un nombre, sin la forma que han creado de él o de ella, en esa observación no existe un centro desde el cual estén observando. Descubran qué ocurre entonces. La palabra es el pensamiento. El pensamiento nace de la memoria.

Tenemos, pues, la memoria, la palabra, el pensamiento, la imagen que interfiere entre uno mismo y el otro. ¿Correcto? Pero aquí, donde no existe el centro, no hay pensamiento -pensamiento en el sentido de la palabra, el contenido y la significación de la palabra- no hay pensamiento que mire, que observe. Luego, en esa observación no hay un centro como el ‘yo’ mirando al ‘tú’. Sólo entonces existe una verdadera relación con el otro. En ello está la cualidad del aprender, una cualidad de indudable sensibilidad y belleza.

 

– 2. LA PERCEPCIÓN ALERTA, por Krhisnamurti – Centro de Yoga en Valencia.

J. Krishnamurti “Sobre Dios”.

Estar atentos implica un estado extraordinario de la mente –estar atentos a cuanto los rodea, a los árboles, al pájaro que canta, al Sol que está detrás de ustedes; estar atentos a los rostros, a las sonrisas; estar atentos a la suciedad del camino, a la belleza de la tierra, a la palmera contra el cielo rojo del crepúsculo, a la onda sobre el agua–, simplemente estar atentos en el centro de Yoga en Valencia, sin preferencia alguna. Por favor, háganlo mientras prosiguen con esto.

Escuchen a esos pájaros, sin nombrarlos, no reconozcan la especie, sólo escuchen el sonido. Escuchen los movimientos del propio pensar, no los controlen, no los moldeen, no digan: “Esto es bueno, eso es malo”. Simplemente, muévanse con ellos. Eso es la percepción alerta, en la que no hay opción ni condena ni juicio ni comparación o interpretación; sólo observación pura. Eso hace que la mente sea altamente sensible. En el momento en que nombran, han retrocedido y la mente se embota, porque eso es lo que acostumbran hacer.

En ese estado de percepción alerta hay atención, no control ni concentración. Hay atención. O sea, escuchan a los pájaros, ven la puesta del Sol, contemplan la quietud de los árboles, oyen pasar los automóviles, oyen a quien les habla; y están atentos al significado de las palabras, a sus propios pensamientos y sentimientos y al movimiento de esa atención. Están atentos globalmente, sin un límite, no sólo de manera consciente, sino también inconscientemente. Lo inconsciente es más importante; por lo tanto, tienen que investigar lo inconsciente.

No uso la palabra “inconsciente” desde el punto de vista de la técnica o como un término técnico. No la uso en el sentido en que la usan los psicólogos, sino para referirme a aquello de lo que no son conscientes. Porque la mayoría de nosotros vive en la superficie de la mente: yendo a la oficina, adquiriendo conocimientos o una técnica, disputando, etc. Jamás prestamos atención a la profundidad de nuestro ser, la cual es el resultado de nuestra comunidad, de todo el pasado. Cuando dormimos, todo esto se proyecta en la forma de sueños, y entonces está la interpretación de esos sueños. Los sueños se vuelven totalmente innecesarios para un hombre que está despierto, alerta, observando, escuchando, consciente, atento.

Ahora bien, esta atención exige una energía tremenda; no la energía que ustedes han acumulado mediante la práctica, el celibato y todas esas cosas; ésa es la energía de la codicia. Yo hablo de la energía del conocimiento propio. Gracias a que han echado los cimientos correctos, de ello surge la energía que necesitan para estar atentos, energía en la que no hay ningún sentido de concentración.

La concentración es exclusión; ustedes quieren escuchar esa música [que llega desde una calle cercana], y también quieren oír lo que dice quien les habla, de modo que ofrecen resistencia a esa música y tratan de escucharlo a él; de esta manera, no prestan realmente atención completa. Una parte de su energía se ha ido en resistir a esa música y una parte está tratando de escuchar; por lo tanto, no escuchan totalmente, no están atentos. Así que si se concentran, meramente resisten, excluyen. Pero una mente que se halla atenta, puede concentrarse y no ser exclusiva.

De esta atención surge, pues, un cerebro quieto, no obstante, debe ser sensible a cada reacción, debe estar atento a toda la música, a los ruidos, a los pájaros, escuchando estas palabras, contemplando la puesta del Sol, sin presión ninguna sin tensiones, sin influencias. El cerebro debe estar muy quieto, porque sin quietud, quietud no inducida, no producida artificialmente, no puede haber claridad.

Y la claridad puede llegar sólo cuando hay espacio. En el centro de Yoga en Valencia, ustedes tienen espacio en el momento en que el cerebro está absolutamente quieto y, no obstante, altamente sensible, no apagado. Por eso es muy importante lo que hacen todos los días en el centro de Yoga en Valencia. El cerebro se halla embrutecido por las circunstancias, por la sociedad, por los trabajos que ustedes realizan -todo eso destruye la extraordinaria sensibilidad del cerebro-. Y el cerebro debe estar quieto. A partir de ahí, toda la mente, en la cual está incluido el cerebro, es capaz de estar completamente silenciosa. Esa mente silenciosa ya no busca, no espera experiencias; no experimenta nada en absoluto.

Confío en que comprendan todo esto.